fuente: 10-razones.euroresidentes.com
El ébola es una enfermedad hemorrágica febril que comienza de forma brusca con fiebre, dolor muscular, debilidad, dolor de cabeza y odinofagia (dolor al tragar). Evoluciona con vómitos, diarrea, fallo renal y hepático, y síntomas hemorrágicos que pueden ser en forma de hemorragias masivas internas y externas.
La transmisión se produce mediante contacto directo con sangre,
secreciones u otros fluidos corporales, tejidos u órganos de personas
vivas o muertas infectadas; contacto directo con objetos que se han
contaminado con fluidos corporales de los pacientes; transmisión por
contacto sexual: puede darse hasta 7 semanas después de la recuperación
clínica.
Además, la transmisión a los humanos también puede ocurrir
por el contacto con animales vivos o muertos infectados (monos,
chimpancés, antílopes y murciélagos).
«El inicio de la transmisibilidad está relacionado con la
viremia y con la aparición de los primeros síntomas. Los pacientes
asintomáticos no transmiten la infección. La transmisibilidad se incrementa a medida que evoluciona la enfermedad», indica el protocolo de actuación frente a casos sospechosos por la enfermedad del ébola del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
Un paciente sospechoso de tener ébola cumple la siguiente condición: fiebre (más de 38.6 ºC). Y cualquiera de los siguientes síntomas: cefalea intensa, vómitos, diarrea y dolor abdominal,
cualquier forma de manifestación hemorrágica no explicada, fallo
multiorgánico, etc. O una persona que muere de forma repentina sin causa
que lo explique.
Los médicos recalcan que una persona susceptible de padecer el ébola debe haber tenido que estar en contacto con un enfermo.
Ante la sospecha clínica y epidemiológica, el primer paso
es realizar una PSR, es decir, una prueba para detectar el genoma del
virus.
Si da positivo, se repite para confirmar. Los resultados pueden obtenerse en pocos minutos.
En caso de dar negativo, a las 72 horas, el protocolo de
control de la enfermedad marca que hay que realizar una segunda prueba.
Si ambas dan negativo, el paciente recibe el alta.
Confirmar la curación
En caso de padecer la enfermedad, una vez recuperado el
paciente, se requerirán dos muestras negativas, con un intervalo de al
menos 48 horas, para dar de alta al paciente.
«La viremia puede tardar hasta 3 días desde el inicio de los síntomas en ser detectable.
Por ello, en caso de antecedente de una exposición de riesgo y si la
primera muestra se tomó antes de estos tres días y fue negativa, se
recomienda enviar una segunda muestra.
Si el paciente llevaba más de tres días sintomático cuando se tomó la
primera muestra, no es necesario mandar una segunda muestra», señala el
protocolo.
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